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¿Qué halló en realidad Darwin en las Galápagos?

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¿Qué halló en realidad Darwin en las Galápagos?

HACE casi 150 años el naturalista inglés Carlos Darwin visitó brevemente las islas Galápagos. En estas islas del océano Pacífico, situadas a unos 1.000 kilómetros al oeste del Ecuador, Darwin creyó haber hallado evidencia que corroboraba su teoría de la evolución.

Pero, en realidad, ¿qué halló en las Galápagos? ¿Fue evidencia de evolución, o de otra cosa?

Las ideas de Darwin

Según Darwin todas las plantas, los animales y los humanos habían evolucionado de antiguas formas de vida “inferiores” por cambios graduales que ocurrieron en el transcurso de grandes espacios de tiempo. De acuerdo con su razonamiento toda cosa viviente se había originado de “unas cuantas formas” de vida, o de una sola. Además dijo: “De un principio tan sencillo han evolucionado y están evolucionando un sinnúmero de formas sumamente bellas y sumamente maravillosas.” (Origin of Species) Hoy, los que aceptan la evolución se adhieren en general a las mismas ideas básicas, pues creen que las cosas vivientes no fueron creadas por Dios, sino que evolucionaron.

Según la Encyclopœdia Britannica, lo que Darwin vio durante su visita de tan solo unas cuantas semanas en las Galápagos fue una “fuente de inspiración para muchas de sus ideas.” Lo que él observó fue lo siguiente: (1) que las cosas vivientes que se encontraban en las Galápagos eran similares a las que se encontraban en el continente sudamericano, y concluyó que aquellas formas de vida se habían originado en éste, más bien que haber sido creadas en las Galápagos; y (2) que con el transcurso de los años ciertos cambios que se produjeron en las cosas vivientes de las Galápagos resultaron en que ellas difirieran algo de sus “primas” que se encontraban en el continente. Según opinaba Darwin, estas dos observaciones básicas reforzaron su creencia de que las plantas y los animales siguen cambiando poco a poco, de modo que con el tiempo evolucionan hasta llegar a ser formas de vida enteramente diferentes.

Referente a las Galápagos, The World Book Encyclopedia declara: “Mucha evidencia a favor de la evolución se deriva de plantas y animales que viven en islas situadas lejos de los continentes. En las islas Galápagos, por ejemplo, . . . hay 26 variedades de pájaros terrestres, todos los cuales se asemejan a especies que se encuentran en la parte occidental de Sudamérica. Pero parece que 23 de estas especies cambiaron desde que llegaron a las islas, pues los pájaros de las Galápagos son especies distintivas. Diferencias comparables muestran los lagartos y las tortugas, de los cuales había 11 especies en el mismo número de islas. Aparentemente se desarrollaron allí debido a cambios que ocurrieron después que sus antepasados llegaron allí desde el continente sudamericano.”

Lo que él supuso

Con relación a las similitudes entre los animales del continente, Darwin dijo en su libro Origin of Species: “El archipiélago de las Galápagos . . . lleva la estampa inequívoca del continente americano. Al observar a los habitantes de estas islas volcánicas del Pacífico, a una distancia de unos cuantos centenares de kilómetros del continente, el naturalista tiene la impresión de que está en terreno americano. ¿A qué se debe esto? ¿Por qué sucede que especies que supuestamente han sido creadas en el archipiélago de las Galápagos, y en ninguna otra parte, llevan tan claramente el sello de afinidad con las que fueron creadas en América?” (Bastardillas nuestras)

Darwin suponía que el creer en la creación exigía creer que plantas y animales totalmente diferentes hubieran sido creados en diversos lugares, especialmente en islas oceánicas situadas a grandes distancias de otras tierras. Por ejemplo, respecto a Santa Elena en el sur del océano Atlántico, él dijo: “El que acepta la doctrina de la creación de cada especie separadamente, tendrá que admitir que una cantidad suficiente de las plantas y los animales mejor adaptados no fueron creados para islas oceánicas,” pues obviamente llegaron de otras partes. (Bastardillas nuestras)

Con relación a que no hubiera sapos en algunas islas del océano, dijo que de la ausencia de éstos “en tantas islas verdaderamente oceánicas no pueden dar cuenta sus condiciones físicas: de hecho, parece que las islas son particularmente apropiadas para estos animales; pues se han introducido sapos en Madeira, las Azores y Mauricio, y se han multiplicado . . . Pero sería muy difícil explicar, con la teoría de la creación como base, por que no debieron haber sido creados allí.” (Bastardillas nuestras)

Respecto a la ausencia de muchos otros mamíferos en varias islas oceánicas, Darwin declaró: “No puede decirse, según el punto de vista común de la creación, que no haya habido tiempo para crear mamíferos; . . . Se pudiera preguntar por qué la supuesta fuerza creativa produjo murciélagos, pero no otros mamíferos, en las islas remotas. Según mi parecer esta pregunta puede contestarse fácilmente; pues ningún mamífero terrestre puede transportarse a través de una amplia extensión de mar, pero los murciélagos sí pueden cruzarla volando.” (Bastardillas nuestras)

¿Eran correctas sus suposiciones? ¿Era necesario que un Creador hiciera en diferentes lugares, y especialmente en islas remotas, cosas vivientes que fueran enteramente diferentes las unas de las otras? Además, en lo que tiene que ver con las diferencias que observó Darwin entre las cosas vivientes de las islas oceánicas al compararlas con las formas correspondientes en el continente, ¿eran estas diferencias tan grandes como para que se dijera que estuvieran produciéndose por evolución nuevos tipos?

Los pinzones de Darwin

Un tipo de pájaro en particular, llamado pinzón, captó la atención de Darwin. En su breve estudio de las Galápagos, Darwin dijo que le parecía que muchas diferentes especies de pinzones habían evolucionado en las islas de aquel archipiélago. Las diferencias se notaban mayormente en el tamaño y forma de sus picos. Según Darwin, estos diferentes picos habían evolucionado conforme a las diferentes condiciones que existían en las varias islas. La Encyclopœdia Britannica lo explica como sigue: “Los pinzones de Darwin han desarrollado por adaptación una multitud de tipos desde un solo antepasado común. Difieren éstos unos de otros principalmente en la forma y tamaño de sus picos.”

No obstante, el guía naturalista Ronald Daeumler, quien recientemente pasó dos años en las Galápagos, hizo el siguiente comentario: “Francamente, me asombró el saber que realmente ésta fue la razón más convincente que ofreció Darwin para mostrar que la evolución era posiblemente la explicación del origen de las especies. Según razonó Darwin, si el pinzón pudo, en las palabras de él, desarrollar por evolución un nuevo pico, entonces era probable que también pudiera evolucionar hasta transformarse en otro animal si se permitía suficiente tiempo para ello. ¿Podía esta manera de pensar ser realmente la causa básica de que tantos millones de personas abandonaran el concepto de que hay un Creador inteligente? ¿Era éste el más poderoso apoyo que las islas de Darwin podían dar a la evolución?

“Como guía, yo realmente estaba interesado en poder identificar a los diferentes pinzones. Pero puesto que se dice que son diferentes especies, me había imaginado que el identificarlos sería un proceso muy fácil. No obstante, a medida que investigué el asunto llegué a darme cuenta de que las diferencias entre estas tal llamadas especies eran tan pequeñas que a muchas de ellas se les podía identificar solo mediante pesar o medir diferentes órganos tales como el corazón y el cerebro. Como dijo un autor: ‘El que crea que puede identificar a todos los pinzones que ve, o es muy sabio o es un tonto.’”

Entonces Daeumler dice: “Pero, en realidad, ¿podrían llamarse evolucionarios los cambios que han experimentado los pinzones de las Galápagos, cambios que con el tiempo pudieran resultar en que fueran otra cosa, o representan estos pinzones simplemente variedades y adaptaciones que son comunes a todos los diferentes tipos básicos de animales? Yo veía los hechos claramente: estos pinzones todavía eran pinzones y nada más, y largas edades no estaban haciendo que se convirtieran en otra cosa.”

Las tortugas de Darwin

A la tortuga gigantesca de las islas se le llama “galápago,” palabra de la cual se deriva el nombre de las islas. Según Darwin, el que estas tortugas hayan estado aisladas en diferentes islas de las Galápagos resultó en que evolucionaran hasta ser especies diferentes.

No obstante, el guía naturalista hace el siguiente comentario: “Cuando yo llevaba a un grupo de turistas a la Estación de Darwin, un científico les pronunciaba un discurso acerca de las islas. Una cosa que usualmente se mencionaba era que la tortuga ha evolucionado de diferentes maneras en cada isla y que había llegado a formar diferentes especies. Entonces, irónicamente, solían llevar a los turistas a un corral donde había varias tortugas y explicaban que mientras éstas todavía eran crías la gente las había conseguido de las islas, pero que años después la gente que las había obtenido las había devuelto a la Estación de Darwin para que recibieran protección. Pero el científico explicaba que estos animales no habían sido devueltos a sus islas nativas porque no se había determinado a cuál especie pertenecían, y por lo tanto no podía determinarse de qué islas habían venido.

“Pero si hubieran evolucionado hasta formar diferentes especies, ¿no debería haber diferencias que fueran tan obvias que dieran a conocer de qué islas venían las tortugas? Se me hizo claro que lo que muchos científicos llamaban nuevas especies, como si hubiera ocurrido un proceso evolucionario, eran simplemente leves variaciones que pueden producirse en todo tipo de animal.

“Aun Craig McFarlan, director de la Estación de Darwin cuando yo estuve allí, y una de las más prominentes autoridades sobre la tortuga gigantesca, declaró que no hay ninguna prueba definitiva de que las tortugas de hecho pertenezcan a diferentes especies, y que tal vez sean solo subespecies. Sea cual sea la clasificación en que los científicos opten por colocarlas, una cosa es segura: ¡siguen siendo tortugas y no están evolucionando para transformarse en otra cosa!”

Defectos básicos

Mientras consideraba a animales como los pinzones y las tortugas ejemplos primordiales de evolución, Darwin siguió una línea de razonamiento gravemente defectuosa. Había llegado a la conclusión de que el creer en la creación significaba que uno tenía que creer que toda especie había sido creada, y en cierto lugar específico; además, que variaciones menores significaban que algo estaba evolucionando.

Ninguna de esas ideas es correcta. En ninguna parte dice el relato bíblico de la creación que toda especie fue creada por separado. En ningún lugar dice que cada especie fue creada en un lugar específico. Y en ningún lugar dice que no podía haber variedad alguna dentro del mismo tipo de cosa viviente.

La Biblia muestra que en cada caso los animales, las plantas y los humanos se reproducen “según sus géneros.” (Gén. 1:11, 21, 24, 25) Este ‘género’ bíblico permite gran variedad dentro de sí, pero no puede mezclarse con otros “géneros.” Por ejemplo, podría haber una gran variedad de tortugas y pinzones, pues estos animales fueron creados con la capacidad de producir esas variaciones, pero siempre seguirían siendo tortugas y pinzones.

La creación humana

La creación de los humanos y luego el que éstos se esparcieran por toda la Tierra, llegando hasta a islas a gran distancia en el océano, es similar a lo que sucedió en el caso de otras cosas vivientes.

Después del diluvio que ocurrió en los días de Noé, los humanos empezaron a esparcirse por toda la Tierra desde Asia Menor. Con el tiempo, algunos grupos llegaron a estar más aislados que otros. A través de los siglos, ciertas variaciones, o características, se hicieron más prominentes que otras, de modo que con el tiempo las islas del océano Pacífico llegaron a estar habitadas principalmente por personas de la raza polinesia o la melanesia, mientras que en el África la raza negra se hizo prominente, y, en el Asia, la raza amarilla. No obstante, todas estas personas todavía eran del “género” humano. Esto se comprueba por el hecho de que pueden casarse las unas con las otras y producir hijos, mientras que diferentes “géneros” como los perros y los gatos, por ejemplo, nunca pueden unirse y producir crías.

Es difícil encontrar dos humanos que sean exactamente parecidos el uno al otro. Pero, ¿diría alguien que puesto que los humanos tienen varias formas de narices, por ejemplo, están evolucionando en diferentes direcciones? Tampoco deberíamos concluir que está ocurriendo un proceso de evolución simplemente porque notamos diferentes picos en los pinzones de las Galápagos, o variaciones en la tortuga.

El Sr. Daeumler, el guía naturalista ya mencionado, concluyó como sigue: “Fui a las Galápagos con mente libre, para llevar a cabo mis propios estudios y hacer mis propias observaciones, libre de las presiones que pudieran imponerme otras personas. Quería descubrir si este llamado ‘laboratorio de la evolución’ era un hecho científico o un mito. Al cabo de dos años, durante los cuales tuve algunas de las más interesantes y agradables experiencias de mi vida, he quedado más convencido que nunca de que las explicaciones evolucionistas acerca del origen de las especies no tienen base científica. Solo se puede atribuir a una inteligencia suprema la increíble variedad de vida que hay en las Galápagos, cada forma multiplicándose ‘según su género,’ y no obstante habiendo lugar para gran variedad dentro de cada uno de estos géneros, lo cual añade interés y placer para la familia humana.”



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