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Por qué unos son agresivos y otros, mansos

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Por qué unos son agresivos y otros, mansos

En meses recientes los pit bulls han sido noticia de primera plana en Estados Unidos. Muchos los temen como perros que atacan, mutilan y, a veces, incluso matan a personas. ¿Son agresivos por naturaleza, o son sus amos los que los hacen agresivos? El que los perros sean agresivos o mansos, ¿es cuestión de herencia, o de adiestramiento? Quizás, como en el caso de las personas, sea una combinación de ambos factores lo que hace de ellos lo que son.

EL EXPEDIENTE de los pit bulls parece acusarlos implacablemente. Un niñito de dos años de California, James Soto, fue inmovilizado por el pit bull de un vecino y mordido en la cara y el cuello hasta que murió. En Florida, un pit bull se metió en la cuna de un bebé que dormía y lo mató. En Georgia, tres pit bulls mataron a un niño de cuatro años que pasaba por el césped de un vecino. Una niñita de dieciséis meses de Oklahoma deambulaba cerca de un pit bull encadenado, el perro de compañía de la familia, y murió como consecuencia de las graves heridas sufridas en la garganta. Un niñito de veinte meses de Michigán, Kyle Corullo, fue atacado por un pit bull mientras jugaba en el patio trasero de la casa de su abuela. Manteniendo a distancia a la madre de la criatura, el perro arrastró al niño hasta una parcela vacía y lo zarandeó hasta matarlo. En California, un pit bull que protegía una cosecha de marihuana hirió de muerte a un niñito de dos años y medio. El perro de compañía de una familia de Harlem, Nueva York, aplastó la cabeza de un bebé de dos meses. Sin previo aviso, un pit bull que una familia tenía como animal de compañía se volvió contra Melissa Larabee, una niñita que apenas empezaba a andar, y la mató de un terrible mordisco en la garganta.

Entre las víctimas también hay adultos. Una auxiliar de enfermera de Kansas de sesenta y siete años de edad fue atacada en el patio de su casa por dos pit bulls, sufrió graves heridas en el cuerpo y le arrancaron parte del cuero cabelludo. Estos perros habían sido adiestrados para atacar a cualquiera que llevase un arma... y ella llevaba en la mano un periódico enrollado. Murió en el hospital. En Ohio, dos pit bulls mataron a un médico jubilado que tenía sesenta y siete años después de luchar contra él durante veinticinco minutos. Un pit bull atacó a un hombre desempleado que contemplaba unos fuegos artificiales en Rochester, Nueva York. Murió en el hospital.

La Sociedad Humanitaria de Estados Unidos dice que desde 1983 los pit bulls han causado la muerte de 21 de las 29 personas muertas por perros... es decir, el 72% de las víctimas mortales causadas por perros fueron atacadas por pit bulls, que tan solo representan el 1% de la población canina de la nación. Randall Lockwood, un entendido en perros peligrosos de la Sociedad Humanitaria, dice: “Estos animales pueden ser cocodrilos caninos. Tienen una historia funesta y sangrienta”.

Cuando en 1835 se prohibió en Inglaterra el deporte de azuzar perros contra un toro o contra un oso, los trabajadores de las minas de carbón de Staffordshire criaron sus perros para que participaran en peleas caninas. El linaje de los pit bulls de hoy se remonta a esa época, de ahí que actualmente se les llame terriers Staffordshire americanos y también pit bull terriers americanos.

Los pit bulls tienen un cuerpo macizo y musculoso y unas mandíbulas que parecen un potente cepo de acero, con las que pueden ejercer una presión de 130 kilogramos por centímetro cuadrado, lo que los convierte en unas temibles máquinas de pelea. Suelen atacar en silencio, sin provocación alguna, y cierran sus mandíbulas sobre la víctima, agarrándola con una inmensa fuerza, al tiempo que la zarandean y desgarran como hace un tiburón. Muchas de las víctimas han sido miembros de la familia con la que viven. Pero un hombre que es dueño de tres pit bulls y un gran entusiasta de esos animales los alaba y dice que son ‘leales y estupendos como animales de compañía, especialmente para una familia con niños’. No obstante, uno de sus leales perros de compañía cerró las mandíbulas sobre su brazo y le envió al hospital por tres días.

El año pasado, las personas que estaban viendo las noticias de la noche por una cadena de televisión nacional fueron testigos oculares del horroroso ataque que sufrió en Los Ángeles Florence Crowell, una funcionaria del departamento de control de animales. Un pit bull llamado Benjamín atravesó de estampida la puerta de tela metálica de una casa, le trituró una de las manos y le lesionó gravemente la otra. Se pudo hacer retroceder al animal, pero este embistió de nuevo y la mordió en el pecho izquierdo. Esta funcionaria había acudido a la casa para investigar otro ataque que este mismo perro había protagonizado con anterioridad. Crowell fue hospitalizada durante cinco días. La fotografía de Benjamín aparece en la página 23, retenido en el Departamento de Regulación de Animales de Los Ángeles. La propietaria de Benjamin fue demandada por ataque con arma mortal.

En los últimos años, la cantidad de personas heridas como consecuencia de ataques de pit bulls ha ascendido a miles. Debido a esto, los propietarios se han deshecho de cientos de pit bulls, abandonándolos en las calles o entregándolos a las perreras para que les den muerte. Muchos de los propietarios ya no se sentían seguros, y otros no querían que se les llevara a juicio por la conducta de su perro. Actualmente hay algunas compañías cuyos seguros no cubren a pit bulls, dobermans o pastores alemanes.

Aunque Randall Lockwood llamó a los pit bulls “cocodrilos caninos”, también dijo: “Lo trágico es que no todos estos perros son peligrosos. No se trata de que cada pit bull sea una pequeña bomba de efecto retardado”. Y por supuesto, ese no era el caso de aquel perro, amigo de una pandilla de niños, que salía en las antiguas comedias norteamericanas Our Gang (Nuestra pandilla). Era un pit bull llamado Pete, que tenía un círculo negro alrededor de un ojo.

Un ejemplo típico de los defensores de los pit bulls es Sara Nugent, de Houston (Texas). Ha criado esos perros durante veintidós años. “El problema no radica en los perros, sino en sus dueños”, dijo. Sin embargo, admite que “es un perro más difícil de criar que algunos otros, y no todas las personas deberían tenerlo”. Andy Johnson, del United Kennel Club, dice: “Si usted cría pit bulls como debe, va a tener uno de los mejores animales de compañía que pueda imaginarse”. Roy Carlberg, secretario ejecutivo del American Kennel Club, es más precavido. Dice que “algunos pit bulls son perfectamente estables, mientras que otros no pueden controlar su temperamento violento y su gran fuerza”.

Samuel McClain, anterior investigador de la SPCA (Sociedad para Impedir la Crueldad contra los Animales), de Filadelfia, confirma el punto de vista de Nugent en cuanto a que la culpa radica en el dueño: “Se está desarrollando un nuevo tipo de pit bull: salvaje, feroz, incontrolable. Se deduce por los nombres: Homicide (Homicida), Switchblade (Navaja automática), Crazy Pete (Perico el loco). Cruzan al padre con la hija, a la madre con el hijo, y producen así lo que llamamos perros chiflados”. Lo que ha echado a perder a esos perros no es solo la procreación consanguínea, sino también el adiestramiento que reciben. El 60% de los 3.000 pit bulls que hay en Filadelfia se usan para peleas de perros. A fin de fomentar su agresividad mientras todavía son jóvenes, a algunos les dan gatitos o perritos pequeños para que los despedacen.

Las peleas de perros son ilegales en los cincuenta estados de Estados Unidos, y en treinta y seis de ellos están conceptuadas como delito grave, pero “en cualquiera de los cincuenta estados puede verse una pelea de perros todos los fines de semana”, dice Eric Sakach, de la Sociedad Humanitaria de Sacramento (California).

Los pit bulls se han convertido en El Perro de los delincuentes callejeros. La inseguridad de esos jóvenes necesita ser reforzada por esos animales a los que han hecho agresivos. Esa bestia feroz es como una extensión de ellos mismos, una manera de decir: “Somos de temer, ¡no se metan con nosotros!”. En Chicago y Filadelfia hay adolescentes que llevan con actitud amenazante un pit bull peligroso como si se tratase de una navaja automática o un revólver. Tanto en esas como en otras ciudades grandes, los traficantes callejeros de drogas llevan esos perros con ellos, y les ponen nombres como Murder (Asesinato), Hitler y Scarface (Cara cortada). Esconden la cocaína y las ganancias del día en sus collares tachonados con clavos de acero. Algunos miembros de bandas de motociclistas han escondido sus drogas debajo de las casetas de sus pit bulls.

Se han cometido delitos utilizando como arma a pit bulls. Cuando un hombre de Nueva Jersey mandó a su pit bull que atacase a la policía, fue declarado culpable de poseer un arma mortal. Cuando el atracador Shabu Cooper ordenó a su pit bull que atacase a un policía de tráfico, se le acusó de usar un arma letal. A un hombre de Michigán se le acusó de atentar con un arma mortal cuando su pit bull atacó a una niña de doce años.

En varios municipios la ley prohíbe los pit bulls. Sin embargo, esos estatutos promulgados directamente contra una raza específica no han tenido el respaldo de los tribunales. Una legislación contra “perros peligrosos” parece más práctica. “Es necesario promulgar leyes eficaces contra perros peligrosos”, dice Sherl Blair, de la Escuela Veterinaria de la universidad Tufts. Al fin y al cabo, el pit bull no es el único perro agresivo que ataca a la gente. Los pastores alemanes, los dobermans, los rottweilers, los akitas y los chow-chows también lo han hecho. Además, hay miles de pit bulls que han sido criados y adiestrados debidamente y que jamás han atacado a nadie.

Un artículo del Wall Street Journal dijo: “En el seno de familias responsables, los pit bulls pueden ser buenos animales de compañía. Su vertiente juguetona puede despertarse tan fácilmente como en el caso de cualquier otra raza. Pelechan poco, y su pelaje no requiere muchas atenciones. Además, ni que decir tiene que los pit bulls son excelentes perros de guarda”.

Los que están pensando en tener un perro de guarda para proteger a su familia quizás se pregunten qué características debe reunir. A fin de contar con algunas observaciones al respecto, se entrevistó a un adiestrador profesional de perros.

¿Qué clase de perro recomendaría usted para proteger a una familia?

“En primer lugar, déjeme decir que en este momento muchas personas piensan en términos de un perro adiestrado en el ataque. Es peligroso tener en casa ese tipo de perro. Se les ha entrenado para que sean suspicaces y actúen de inmediato. Tener un perro así es como tener un arma en casa: suele resultar más en tragedias que en protección. Con frecuencia, esos perros han herido o hasta matado a niños del vecindario, y a veces hasta a miembros de la familia con la que viven. Y si su perro ha sido adiestrado en el ataque y muerde a alguien, puede causarle graves problemas. Si lo llevan ante los tribunales, le pueden considerar responsable. Los jueces ven con muy malos ojos a los perros que han sido entrenados para morder. Es muy imprudente tener en casa a un perro de guarda adiestrado en el ataque.

”Si una familia ha decidido hacerse de un perro para su protección, es mejor que piensen simplemente en un perro de guarda que se limite a avisarles de cualquier problema y dé la alarma. Para ese trabajo, lo mejor es un perro de gran tamaño, con un ladrido profundo y ronco, que parezca feroz y ahuyente a los intrusos, pero que no haya sido adiestrado para morder. Un perro así posee una gran fuerza disuasoria, y, sin embargo, no representa un peligro ni para los miembros de la familia ni para los vecinos.”

¿Es importante tener en cuenta el temperamento?

“El temperamento debe tenerse en cuenta. Los perros pueden ser muy diferentes, incluso los de la misma raza. Cuando se cría a pastores alemanes para utilizarlos como perros guía, se busca cierto temperamento. Es necesario que sean dóciles, prudentes, que puedan estar entre muchas personas diferentes. El temperamento de un pastor alemán que vaya a adiestrarse en el ataque ha de ser diferente; lo que se busca es desconfianza, coraje y acometividad. Un perro de guarda que se limite a avisar debería quedarse a medio camino: enérgico, pero no demasiado excitable; sereno y estable, pero no tímido.

”Creo que también es conveniente conseguir el perro cuando todavía es un cachorro, sea macho o hembra, aunque las hembras suelen ser más fáciles de controlar. Permita que el cachorro crezca con la familia. Así siente que la familia le pertenece a él. Es su familia, y al ir creciendo, cada vez la ampara más. También es importante entrenarlo para que obedezca. Enséñele por lo menos unas cuantas órdenes básicas, como: quieto, sentado, junto, ven, echado. Empiece cuando el perro es pequeño, aproximadamente a las ocho semanas. A esa edad está muy al tanto de lo que usted desea, depende totalmente de usted y está ansioso de que lo acepte y encomie.”

¿Hay que corregir al perro? ¿Cuándo es necesario hacerlo?

“El combinar la corrección con el premio es más eficaz que limitarse a solo corregir. Al perro se le encomia por el buen comportamiento, y al mismo tiempo se le corrige por el malo. Cuando hablo de corregir, no me refiero a golpear. Se trata de una reprimenda verbal, como: ‘¡No! ¡Perro malo!’. Él capta su desaprobación por el tono de la voz. Refuerce el buen comportamiento con premios... no con golosinas, sino encomiándolo con palmaditas de aprobación. Eso surte mejor efecto que las reprimendas. Y cuando discipline a su perro, no use su nombre... usted está castigando su comportamiento, no a él.”

Volvamos ahora a las preguntas que se plantearon al principio de este artículo. El linaje indudablemente influye en el temperamento de los perros y predetermina su agresividad o mansedumbre. Pero el ambiente también desempeña un papel importante. Un trato bondadoso suaviza la agresividad y refuerza la mansedumbre. Un trato áspero aumenta la agresividad natural y acobarda a un perro de disposición mansa. Una misma raza puede criarse y adiestrarse para conducir a los ciegos o para atacar a un intruso. Ahí vemos una combinación de naturaleza y adiestramiento. Pero la naturaleza básica del perro siempre está presente, y en ciertas circunstancias puede aflorar. Una situación de tensión puede hacer que se declare de manera imprevisible la disposición agresiva de un perro, o que la excesiva mansedumbre de otro le impida actuar cuando debería proteger a su familia.

Una última palabra con respecto a los horrores de las peleas de perros: un defensor de las peleas de perros dijo en cuanto a sus pit bulls que “para ellos, la pelea representaba su misma vida”. Dio a entender que el dejarles pelear no era cruel, sino misericordioso. Añadió que mueren felices, realizados, haciendo aquello para lo que han sido criados y entrenados. En consonancia con esta extraña opinión, otro sádico partidario de las ilegales peleas de perros hizo este morboso comentario: “Mis perros mueren meneando la cola”.

También mueren con huesos rotos, orejas hechas trizas, carne desgarrada y sangrando profusamente. Las peleas duran entre una y tres horas. Luchan hasta morir. Randall Lockwood añade este toque irónico: “Ahora no es algo inaudito que los perros salgan del reñidero y ataquen a los espectadores. Algunos de nuestros investigadores lo han presenciado”. El sheriff Blackwood, de San Diego, dice: “Los hemos visto arrastrarse por el ring para pelear con las dos patas delanteras rotas”. ¿Mueren también estos perros meneando la cola?

La valentía y la fuerza de los pit bulls son extraordinarias. ¡Qué desagradable y triste resulta ver que esa valentía y esa fuerza se apliquen a algo tan cruel y sádico! ¡Unos perros hechos agresivos por unos hombres aún más agresivos! Finalmente, Lockwood deplora esta agresividad y sus consecuencias, al decir: “Las peleas de perros son la mayor perversión de la relación especial que existe entre el hombre y el perro. Hay hombres que someten al perro a una crueldad increíble. Y ahora es el perro el que mata al hombre”.

Uno empieza a preguntarse: ¿Quién ha causado más daño a quién? ¿Los pit bulls a la gente, o la gente a los pit bulls? ¡Cuán oportunas son las palabras de la Biblia registradas en Proverbios 12:10: “El justo está cuidando del alma de su animal doméstico, pero las misericordias de los inicuos son crueles”!



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